Siempre sentí la necesidad de desarrollarme al menos en dos áreas: la psicoterapia y el arte. No siempre podía vincular todos mis intereses, mis recorridos, y las identidades que se iban despertando en cada experiencia. Sin embargo hoy creo firmemente que nada de lo ocurrido fue casual ni superfluo. Lo espiritual es es el trasfondo, una manera de llamar a Eso inefable que trenza, entreteje, sostiene y da sentido a las cosas. Bendigo cada búsqueda y lo que puedo aprender de vivir... trenzando mundos. Este es un intento de transmitir algo de ese aprendizaje, aún sabiendo que cada experiencia tiene mucho de intransferible.



SILVIA JUDIT LERNER
Contacto: silviajlerner@gmail.com

Datos personales

APRENDER A PIVOTAR: Un recurso desde la Ley de Atracción.

   La Ley de Atracción dice que nuestra vibración atrae eventos que vibran de igual manera.    Cuando nos sentimos mal y pensamos en lo que nos falta, en lo que nos salió mal, lo que no conseguimos, lo que no somos, lo que no nos dan… vibramos con esa negatividad, atrayendo “más de lo mismo”. Para salir de ese círculo vicioso —me siento mal y atraigo más eventos que me hacen sentir mal— es importante aprender a trabajar con nuestros pensamientos, modificando poco a poco nuestras emociones y nuestra posición frente a la vida. A esto se le llama "Creación Deliberada", ya que frecuentemente creamos circunstancias de manera espontánea e inconsciente.
   Hay muchas maneras de llegar a ello. A mi entender, la psicoterapia es una de las mejores maneras, en tanto y en cuanto no se centre exclusivamente en la descripción de los problemas sino en la búsqueda de nuevas actitudes, de cambios profundos.
   También hay otros recursos, perfectamente compatibles, como se describen en los libros de Esther Hicks (film “El Secreto”): “Pedid que ya se os ha dado”, “El poder de las emociones”, “El dinero y la Ley de Atracción”.
   Uno de ellos, que creo que podemos aprender y practicar, es el llamado “Pivotar”. Brevemente: consiste en transformar un pensamiento de “Detesto esto…”, “No quiero aquello…”, “Eso me hace sufrir…”, “Es horrible que…" "Es injusto…” por pensamientos centrados en lo que SÍ QUEREMOS: “Estoy deseando que…”, “Lo que verdaderamente quiero es…”, “Qué bueno sería que…”, “Qué alegría tendré si…”

Pensar en lo que  deseamos no es negar la realidad, sino ponernos en un estado que puede ir mejorando paulatinamente, de manera de poder dirigirnos hacia nuestros objetivos y recibir los cambios favorables. Nos permite centrarnos en lo que queremos cambiar y obtener para nuestra vida, más que en lamentarnos por lo que no tenemos o no podemos.
Además, nos saca del espacio de la queja. Siendo el lenguaje uno de los instrumentos más poderosos para cambiar nuestra realidad, recordemos que la queja es —en ese sentido— el acto língüístico más inútil, (como decimos en Coaching). 

MADRES (Para el Día de la Madre…)

Ser madre no es un mérito.
Es una elección y a veces ni siquiera eso.
Y sin embargo, ser madre es siempre un compromiso,
algo que nos cambia para siempre.
Es un modo de tejer la vida y ser tejida por ella.

En nuestro rol de madres nos hacemos, nos deshacemos,
nos perdemos, nos encontramos.

No hay dos madres iguales, como no hay dos hijos iguales.
Como no hay dos amores iguales.
Ni dos vidas iguales.

Nos inventamos cada vez.
A veces nos sale bien.
A veces no tanto.
Así que todo el tiempo tenemos que aprender.
Acertando... Equivocándonos...

A veces no entendemos a nuestros hijos.
Y muchas veces ellos tampoco nos entienden.
Nos encontramos. Nos desencontramos...

Y, sin embargo, sabemos que hagan lo que hagan
duela lo que duela
los seguiremos amando.

Que mañana celebren con amor y alegría este día dedicado a nosotras.

PETICION MUNDIAL URGENTE!!!. Doctor Wayne W. Dyers

A todas las personas que sostienen el deseo y la intención suprema, para que reine permanentemente y de modo definitivo el Amor, la Paz y la Alegría, (...) quienes sientan como nosotros la necesidad de hacer el compromiso de vibrar y sostener permanentemente ese estado en su máxima intensidad, (...) sólo hay que decir en voz alta:
:
«YO DECRETO AQUÍ Y AHORA
HACER REINAR PERMANENTEMENTE
EL AMOR, LA PAZ Y LA ALEGRÍA,
EN MÍ Y ALREDEDOR DE MÍ,
PARA MI MÁS ALTO BENEFICIO
Y EL MÁS ALTO BENEFICIO DE TODOS ".

Luego es necesario sentir emociones como cuando uno está "enamorado". Es bueno mantener esta frecuencia de una manera "cuasi obsesiva ", y naturalmente, obrar en consecuencia.

Se pide hacer este compromiso por un mínimo de 21 días para así crear y activar los circuitos neuronales y energéticos necesarios.
Durante estos 21 días, será mejor cuanto más veces se repita: " Soy Amor, Paz, Alegría ", sintiendo, al mismo tiempo, las emociones correspondientes, manifestándolo en nosotros mismos y en nuestro alrededor.
Los resultados serán colosales porque un individuo que vive y vibra en alineamiento con la energía optimista y la voluntad de no juzgar a otros contrapesará la negatividad de 90.000 personas que viven en niveles más bajos de energía.
Un individuo que vive y vibra en el alineamiento con la energía de amor y respeto hacia todo cuanto existe contrapesará la negatividad de 750.000 personas que viven en niveles más bajos de energía.

Un individuo que vive y vibra en el alineamiento con la energía de iluminación, alegría, y paz infinita, contrapesará la negatividad de diez millones de personas que viven en niveles más bajos de energía.

CANDELA, una luz que se apaga

Ojalá este fuera un mundo en el que todos los niños se van a dormir bajo un techo, con la pancita llena, con la confianza de que hay adultos buenos que velan por ellos... Niños que se levanten en la mañana para aprender y jugar.
Este sería otro mundo. Si los niños vivieran así, el mundo se poblaría de adultos responsables, cariñosos, creativos, pacíficos.
La desprotección y el daño a los niños de hoy es la condena del futuro.

D´s nos ampare. Y que podamos amparar.

UNA EXPERIENCIA INTERESANTE: FERIA DEL LIBRO DE FOTOS DE AUTOR

Buenos Aires tiene ese no-sé-qué... que la hace especial, distinta, interesante. Será esto de los semáforos con tres luces celestes, mercados donde se venden antigüedades y verdura, vendedores de baratijas junto a marcas del primer mundo,y lo de juntar la Biblia con el calefón, la melancolía con el sentido del humor, la bronca con la resignación, el idealismo y la estafa...
En este querido y multifacético aquelarre donde vivimos como podemos, entre motociclistas que te rompen la ventanilla del auto en pleno día para robarte la cartera, juicios interminables, impuestos absurdos, y otros despropósitos, hay cosas hermosas que me sorprenden. Ya sé, hay muchas...
Ahora sólo voy a contar de una: la FERIA DEL LIBRO DE FOTOS DE AUTOR, en Espacio Ecléctico, en San Telmo.
 El sitio en la web cuenta de qué se trata: http://www.fotolibrosdeautor.com/sitio/contenidod.php

Pero lo lindo es ir y hacer la experiencia de mirar las dos mesas (el lugar no es muy grande, está en escala humana) o el catálogo que dan en la entrada, elegir qué mirar, sentarse en los silloncitos blancos, sacarse las ganas, devolver el libro, elegir otro... el tiempo que uno quiera. Algunos se pueden comprar, otros son ejemplares únicos, y están allí solamente para que el autor/a pueda compartir su mirada, su idea, sus gestos convertidos en libro, en libro álbum, en libro objeto.
Pero no se trata de leer. Tampoco de mirar fotografías. Es eso y algo más, porque este género —en el cual yo también me voy adentrando desde que empecé a interesarme más en la ilustración— es una invitación a otros modos de encuentro que llevan a sorprenderse, a jugar, a reflexionar, a alegrarse, a apenarse, a conmoverse...
Desde el libro que se llama "Yo", donde una jovencita muestra escenas de su vida en alegres pop ups (esos troquelados que se levantan cuando uno abre y pasa las páginas) a la exquisitez de "El Clatell de la Princesa" que hay que hojear con guantes blancos... muchas experiencias novedosas se ofrecen.
No voy a contar más. Hay de todo como en botica. Cosas bellas, algunas testimoniales que recuerdan dolores personales o sociales, nostalgias, prospectivas... Algunas que resultarán interesantes y otras no. Como en la vida.


Ojo, está hasta el 21 de agosto.


HONRANDO LA AMISTAD

Gracias a todos los que puedo nombrar como mis amigos.
Gracias a todos los que tienen un lugar para mí en su corazón.
Y gracias a todos aquellos que acercan lo bueno a mi vida, como mi amiga Silvia Martinica, que me hizo llegar esta maravillosa poesía de OSCAR WILDE.


Elijo a mis amigos no por la piel u otra característica cualquiera,
sino por la pupila:
tiene que tener brillo inquisidor y tonalidad inquietante.
A mí no me interesan los buenos de espíritu ni los malos de hábito.
Me quedo con aquellos que hacen de mí un loco y un santo.

De ellos no quiero respuestas,
quiero que me traigan dudas y angustias
y aguanten lo peor que hay en mí.
Para eso, únicamente siendo loco quiero los santos,
para que no duden de las diferencias y pidan perdón por las injusticias.
Elijo a mis amigos por la cara lavada y por el alma expuesta.
No quiero solamente un hombro o un regazo,
quiero también su mayor alegría.
Amigo que no ríe conmigo no sabe sufrir a mi lado.
Mis amigos son todos así: Mitad tontería, mitad inteligencia.
No quiero risas previsibles ni llantos piadosos.
Quiero amigos confiables, de aquellos que hacen de la realidad su fuente de aprendizaje,
pero luchan para que la fantasía no desaparezca.
No quiero amigos adultos ni aburridos,
los quiero mitad infancia y la otra mitad vejez.
Niños, para que no olviden el valor del viento sobre el rostro,
y viejos, para que nunca tengan prisa. 
Tengo amigos para saber quien soy yo.
Pues viéndolos locos y santos, tontos y serios, niños y viejos,
nunca me olvidaré que “normalidad” es una ilusión imbécil y estéril.
* OSCAR WILDE*

“DICEN QUE VIAJANDO SE FORTALECE EL CORAZÓN…” (Creo que era una canción de Litto Nebbia… )

Parte 1 de no sabemos cuántas…

¡Cuántas cosas le ocurren o le pueden ocurrir a uno cuando viaja! Al menos para mí, es una de las experiencias más enriquecedoras. Pura expansión del alma… Y considero cada viaje como una gran oportunidad que el destino me brinda, y que agradezco profundamente.
Acabo de volver de un viaje que fue como tres viajes en uno. Me fui por tres semanas (que se alargaron un poco gracias a las cenizas de un volcán europeo). Hacía muchos años que no me tomaba tanto tiempo para viajar en medio del año de trabajo. Pero todo conspiró gratamente para que esto ocurriera.
¿Qué quiero escribir en estas notas? ¿Una reflexión general acerca de lo que significa viajar? ¿Un relato de viaje, donde uno cuenta aventuras y desventuras? ¿O esos otros relatos de viaje en los que se describen lugares y situaciones para que puedan viajar con las palabras los que no viajan físicamente?
En realidad no lo sé todavía. Cuando empiezo, a veces no tengo una idea muy definida de lo que quiero escribir. O bien la tengo, y luego sale algo muy diferente.
Lo que quiero transmitir son, básicamente, impresiones. La huella que queda en mí cuando el mundo me toca, me acaricia o me presiona. Antes de que otras impresiones las tapen o las desdibujen...
Recurro a mi cuaderno de notas. La verdad es que lo usé muy poco durante el viaje, porque era todo tan intenso que no quedaba tiempo ni energía para contar lo vivido, porque todo se iba en vivirlo. (Lo cual llevaría a la lamentable reflexión de que, muchas veces, lo que escribo es casi la sombra o la estela de lo que no llego a vivir…)
Lo primero que sucede cuando uno viaja es una obviedad: uno se desterritorializa.
Pierde sus referencias habituales, básicamente un montón de hábitos se quedan como girando en el aire, sin tener en qué apoyar.
Según la edad y la plasticidad que uno tenga, la transición puede ser sencilla y breve, o puede generar un malestar que tome la forma de irritación, desconcierto o miedo.
Antes entraba en los cambios más aceitadamente. Ahora necesito un tiempo para volver a ubicarme en la nueva condición. Y bastante para dejar la anterior.
¡Cuánta ansiedad los últimos días para dejar todo “en orden”! Pero… ¿Cómo sentir que está en orden un universo que – uno cree – no puede seguir funcionando si uno no está presente?
De todos modos, si uno tiene fecha para partir, un pasaje que no se puede devolver, hay algo que angustia pero está a favor de uno: el tiempo seguirá corriendo y finalmente, de modo inevitable, llegará el día en que ya no se podrá hacer ninguna otra cosa más. Salvo ir al aeropuerto, o al puerto, o a la terminal de buses. De una u otra manera, con las cosas mejor o peor terminadas, - y salvo que ocurra algo drástico – uno se va.

Esto me recuerda algo muy impactante que vi en Cambridge, y también en alguna otra ciudad que ahora no recuerdo. Se llama “Chronophage”, y es un horrible y enorme saltamontes metálico – parecido a un allien - que camina sobre el borde dentado de un reloj muy especial, (The Corpus Clock) en el cual no hay números ni manecillas sino luces que se van moviendo. El  bicho camina, mueve las ruedas y se va comiendo los segundos a medida que los hace avanzar. En síntesis: un ser de pesadilla que se come el tiempo. El tiempo representado como una serie de círculos concéntricos – uno para segundos, otro para minutos, otro para horas, moviéndose a distinta velocidad - que no tiene principio ni final.
Como explica su creador, John Harrison, en el video (ver link, lamentablemente sólo lo conseguí en inglés pero se ve el Chronophage) su idea era mostrar un bicho desagradable y no un saltamontes estilo Disney.
En verdad, no hay nada de atractivo en esto de que algo se vaya comiendo el tiempo, segundo a segundo, minuto a minuto, hora tras hora… ¿Quién no ha sentido eso, al menos alguna vez?

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La sensación que me queda es que el gran saltamontes irá moviendo sus patitas ganchudas hasta que, inevitablemente, llegue el momento que tenga que llegar. Así que lo mejor es relajarse y no interferir en el flujo de las cosas.
Eso es algo que también sirve mucho en los viajes. (Continuará… espero. Porque todavía no conté siquiera adónde fui)

COMO RÍOS

Tratar de conocerse a uno mismo es como perseguir al horizonte. Más te acercas más se aleja.
¿Y si sólo se tratara de correr, de fluir ente las piedras del propio yo y del mundo, como los ríos de montaña, hasta que este ansia de llegar se desborde en algún mar?...

¿Y qué es un río?.... El agua en sí misma es limpia y transparente, pero... El río, ¿es más el agua que el cauce por el que corre?... ¿ Es incluso el agua pero no los peces que lo habitan?... ¿Y no será, incluso, hasta la basura que le arrojan?...
Una sola cosa sé: que cuanto más se mueve un río, más fresco permanece.
Hay ríos que se detienen ante las primeras piedras.
Hay ríos que se repliegan sobre sí y se esconden en las napas profundas de la tierra y desaparecen.
Hay ríos que saltan sobre todos los obstáculos, fuertes y vitales y se dividen y multiplican en blancos diamantes líquidos.
Hay ríos pequeños y gráciles.
Hay ríos poderosos.
Hay ríos tranquilos que llegan a olvidarse que son ríos.
Hay ríos turbulentos de aguas oscuras en las q nada puede reconocerse.
Hay ríos de vida que pintan su curso de colores y siembran la fertilidad en su camino, y todos le bendicen a su paso.
Hay ríos de muerte que devoran, cuyo fondo es invisible y su andar traicionero, y tenebrosos remolinos se agitan en su seno.
Hay ríos de agua que bendicen la tierra.
Y hay ríos de lava que destruyen con fuego y mueren como piedras negras y maldicen la tierra para siempre.


Somos ríos.

EL RECLAMO DE LO NUEVO: ENERGIAS DE CAMBIO EN LO PERSONAL Y MÁS ALLÁ

  Para quienes creemos que este Universo está regido en base a una organización espiritual y energética, este momento en el tiempo reviste una importancia trascendental.
  Constantemente se hace referencia a cambios en la estructura energética del planeta, lo cual influye en todos sus niveles, en todos sus aspectos, en cada una de las formas en que la vida se manifiesta sobre él.
  Para quienes creemos además que la estructura de los movimientos en el Cielo da cuenta también de los cambios en la Tierra, y que el microcosmos humano expresa —de forma variada y caleidoscópica— los cambios del macrocosmos del que forma parte inseparable, la Astrología actual tiene mucho que explicar, mucho que ofrecer, para que nuestras conciencias – y con ello nuestras emociones, nuestras acciones, nuestras relaciones – entren en afinidad y afinación con las circunstancias que atravesamos.
  A la vez, no es necesario pensar astrológica o espiritualmente para observar que todo se mueve a nuestro alrededor. Los cambios que vive la humanidad se expresan en todas las áreas, desde la telúricas a las culturales, en lo científico y en lo político, en lo artístico, en lo productivo, en las relaciones familiares y sociales… Nuevas propuestas y nuevas formas sacuden las estructuras conocidas, antiguos poderes se ven desafiados por el reclamo del cambio, y lo nuevo no siempre se presenta golpeando a las puertas con amabilidad.
  Todo cambio debe enfrentarse, necesariamente, con un movimiento de oposición: la resistencia al cambio. Ocurre a nivel individual tanto como social. Ocurre incluso a nivel físico —el principio de inercia—, y a nivel energético —la danza de las polaridades—. Mientras aún vivamos en esta realidad dual, este parece ser el modo de los procesos: el enfrentamiento de dos polos en los cuales se resolverá la tensión (provisoriamente, claro) por “triunfo” de uno sobre otro, o por integración o complementariedad.
  Se dice que el gran cambio se relaciona con una elevación del nivel de vibración en lo macro (cambio en el patrón vibratorio del planeta) que requiere la alineación de toda forma de vida sostenida desde esta estructura vibratoria, a la que también se alude como “Rejilla”. Esto hace que lo que no puede vibrar de manera afín con los nuevos patrones deba cambiar, entre en crisis o desaparezca.
  Nosotros, los seres humanos, vibramos físicamente (esto es detectable en cada una de nuestras células) pero también vibramos en función de nuestras emociones y nuestro estado de conciencia. Y cada uno de nosotros es importante y responsable de su nivel de vibración. Nadie es una entidad aislada y exclusivamente independiente. Y nadie puede abstraerse en forma total de lo que vibra a su alrededor. Así, cada cambio personal nos afecta “internamente” y afecta a nuestro entorno, que devuelve una nueva vibración o estímulo, generándose un círculo que puede ser vicioso pero también virtuoso. Este parece ser un momento en el cual nuestro poder personal puede recibir un input de crecimiento, de expansión considerable. Quizás tengamos a nuestra disposición más energía, entusiasmo y deseos de crecer, de crear y de expandirnos, como si surgiéramos de años de agobio o de estar abocados a resolver viejos temas pendientes. Algo nuevo puede venir.
  La energía disponible en este momento y para este año ayuda a remover viejas estructuras y obstáculos para que podamos dar forma a cosas nuevas, realizar sueños, ir hacia lo que queremos ser. Es también una energía conmocionante, y llegará probablemente de manera imprevisible, probablemente en alguna relación con nuestro estado de Ser. No como premio o castigo, sino como lo necesario para crecer.
  Como dice Lee Harris, en su artículo sobre Febrero 2011 (disponible en "El Manantial del Caduceo"), este es un momento de “tormentas y dones”. En general podríamos decir que nuestra vida oscila entre unos y otros. Pero en este momento parece propiciarse la presencia de cada uno, que a veces se presentan juntos.
  El mensaje para este momento es estar en contacto con uno mismo, tener momentos de reflexión, meditación o conversaciones que ayuden a estar concientes de las propias necesidades, de lo que el Alma pide y sugiere desde lo más profundo. Confiar en mejorar y propiciar, una en una, las distintas áreas de nuestra vida, aprovechando los vientos favorables. Hacerle lugar a la alegría y la creatividad, empezando por las cosas pequeñas. Como escribió Saint-Exupery en “El Pricipito”, referido a los baobabs, “Todo lo que es grande, empieza por ser pequeño”.
  Y en relación a los otros, conocidos y desconocidos, habituales y ocasionales, no engancharse con la ira, la confusión, el desborde. Propio y ajeno. Preservar espacios de serenidad y paz, dentro y fuera. Moverse desde el amor, que es lo que da la fuerza para sostenerse ante las desavenencias y sufrimientos… del amor.

Para ampliar estos temas, puedo recomendarles dos links donde hay mucho material interesante. Algunas cosas les resonarán más que otras. Ustedes eligen. Espero que encuentren palabras luminosas para el camino


Con amor
                  Silvia Judit

COMO SENTIRSE BIEN

    ¿De qué depende estar o sentirse bien?... En realidad, no tengo ninguna certeza, pero sí algunas hipótesis.
    A veces pienso que es una cuestión de destino: los cielos se mueven y nuestras almas con ellos, y así es que por momentos nos sentimos entusiasmados y livianos, y por momentos sufrimos pasando por situaciones verdaderamente desafiantes y dolorosas. Otras veces me parece que depende de circunstancias externas, concretas, que pueden confabularse —a favor o en contra— para que uno se sienta de determinada manera.
    A menudo pienso que estar bien depende de un trabajo honesto y profundo sobre uno mismo. (¡Soy terapeuta, debería saberlo!)
    Entonces, ¿de qué depende que nos sintamos bien?
Muy a menudo creemos que depende de la presencia o el trato de otras personas. ¡Qué esclavitud! Para los otros, y para nosotros mismos.
    Lo que voy a decir quizás parezca una obviedad, aunque sería una de esas que olvidamos frecuentemente: sentirse bien depende, esencialmente, de cuán bien se siente uno consigo mismo... Cuánta simpatía sentimos por nuestra propia persona, cuánto tenemos para reprocharnos, qué pensamos y sentimos al mirarnos al espejo...
Lo que recordamos, ¿lo recordamos con resentimiento? ¿con vergüenza?... ¿con culpa?
Sentirse bien con uno mismo depende muy especialmente del modo en que uno enfrenta sus conflictos, sus errores, sus defectos... ¿con intolerancia o con paciencia? ¿con negligencia? ¿con sabiduría? ¿con rigidez? ¿con soberbia? ¿con un exceso de culpa? ... ¿O con deseos de aprender y crecer?... Eso influye directamente en cuánto siente uno que puede valorarse y apreciarse, a pesar de no ser perfecto/a…
   Sentirse bien tiene mucho que ver con el tipo de diálogo que tenemos con nuestro propio corazón, las conversaciones que habitan en el fondo del alma.
    El amor de otro puede ayudar a hacer el proceso de llegar a buenos términos con uno mismo. Pero no puede  sustituirlo. Porque no hay amor de otro que compense la falta de amor por uno mismo.
    Sentirse bien proviene, además, de tener un sentido en la vida, o al menos, estar buscándolo (lo que también da un sentido). Una tarea que podamos amar, aún cuando no siempre sea grata o fácil, una ideología que nutra y oriente la vida cotidiana, un proyecto creativo que nos alimente a medida que lo alimentamos, el amor a otros más que el amor de los otros (pero sin excluirlo)… Y tener tiempo para lo que parece “perder tiempo”, darse permiso para la amistad, el descanso, la alegría y el juego.

   Debemos recordar que sentirse bien es siempre un estado más o menos pasajero, y que es necesario aprender a surfear sobre las olas de la vida, que son siempre cambiantes. Y confiar que ese movimiento puede volver a traernos paz y bienestar aunque de momento parezca imposible.
  
Sentirse bien, probablemente, obedezca a dos tipos de factores: los que dependen de uno y los que no dependen de uno. Creo que es tarea personal (y sabia) hacer que los primeros crezcan más que los otros.

UN BELLO MENSAJE

"Permitan que el niño interior se libere. Permitan que sea. Crezcan a través de la libertad hacia la joven madurez sin importar la edad que tengan en este momento. No vinieron a esta Tierra a trabajar duro, ni a sudar ni a sangrar ni a preocuparse. Vinieron a esta Tierra para aprender a amar, primero a Uds. mismos y después a cada persona o cosa que se encuentren, fueron traídos aquí a la Tierra para vivir en la ALEGRÍA, para experimentar todos sus gustos, sus sensaciones, sus lugares de misterio.(...) ¿Qué les puede dar alegría en este preciso momento? ¿Qué les puede liberar de todo lo que les ha hecho daño, incluido el daño que se han hecho a Uds. mismos? (...) Abranse a sus sueños. Sueñen con lo imposible."

"La Conexión Pleyadiana", de Juan Angel Moliterni.

CREATIVIDAD: LA IMPORTANCIA DEL PRIMER PASO

Empiezo a escribir solamente para ordenarme un poco, oh, yo trompito.
Siempre que escribo aparecen ideas que no sabía que tenía o que podía producir. También aparecen insights, reconocimientos, tomas de conciencia,  porque me encuentro manifestando emociones que quizás tampoco sabía exactamente que estaban ahí. Otras veces expreso la madeja de sensaciones, sentimientos, pensamientos, sueños y pesadillas, y el hecho de escribirlos va logrando que la madeja se desenrede, que aparezca el hilo conductor que, antes de enrollarse, partía de y conducía hacia un centro. Mi centro. Ese espacio propio que no es del todo individual. Ese espacio donde el pequeño yo puede encontrarse con el Sí Mismo. Y escucharlo. Y dejarse iluminar y guiar por su luz.
   En realidad, es como con cualquier acto creativo. Puede ser que a veces tengamos una idea previa a la acción, una imagen de lo que queremos obtener. Sin embargo, en el devenir del hacer aparecen novedades, sorpresas, hallazgos y desafíos.
  A veces no aparece nada, es cierto. Pero es difícil que eso ocurra una vez que empezamos. Y podemos empezar con una simple palabra azarosa, un garabato, un recorte… Se trata de confiar en el fluir de la energía creativa, de la que somos una manifestación.
Eso es lo que yo siento como conectar con la Fuente, con el centro, con algo que es tan inmanente y a la vez no es exactamente uno mismo.
    Y está ahí. Esperando que abramos la puerta para ir a jugar. A crear. A jugar.-