¡Qué frase!... ¡Como si fuéramos nosotros
los que “empezamos el año”!.. Más bien creo que es el año el que nos empieza a
nosotros. Y no lo hace el 1º de enero, no. En realidad el año nos empieza
cuando retomamos nuestras actividades habituales. Cuando volvemos al estudio,
al trabajo, a nuestra casa si la habíamos dejado. Y nuestras actividades
cotidianas vuelven a ponernos en roles y actitudes que habíamos suspendido,
quizá, durante las vacaciones.
A veces no nos tomamos vacaciones, y
entonces el año no termina ni empieza. Vivimos un tiempo subjetivo, un año de
más de setecientos días… Y nos falta no sólo el descanso y la distracción, sino
la posibilidad de ser y sentir distinto por un tiempo.
En realidad, me gusta la idea de que sea
uno el que empieza el año, porque permite trabajar sobre la actitud y la
energía que se imprime. Creo que el modo de empezar las cosas condiciona, aunque
no determina su desarrollo posterior.
Por otro lado, este es un año que se ha
presentado con augurios de crisis y catástrofes. El mundo entero está
convulsionado por la caída de los grandes capitales. Tiemblan las estructuras
económicas del llamado “Primer Mundo” y el temblor se expande conmocionando…
los otros mundos. Como el nuestro, por ejemplo.
Y detrás del nuestro hay otros, algunos
tan periféricos, tan lejanos de ese “Primer Mundo”, que su situación apenas
puede empeorar. (¿Cuánto peor se puede vivir en Liberia, Chad, Ruanda o
Etiopía?... Y, por supuesto, hay muchos otros que nombrar.)
Empieza el año lectivo, activo, laboral…
El año nos empieza… Yo empiezo, tú empiezas, él o ella empiezan, nosotros…
Empezamos con incertidumbre, con miedo,
con restricciones y reticencias. El miedo a lo que vaya a pasar está logrando
que pase. Me pregunto si todas las recomendaciones que nos llegan de ahorrar,
restringir, cerrar, controlar los gastos, las inversiones… están realmente
hechas para nosotros y de buena fe. O están destinadas a sumarnos a la crisis,
ya que si todos evitamos gastar, contratar, comprar, también colaboramos al
cierre de fuentes de trabajo y de ingresos genuinos.
Sé muy poco de economía, mucho menos de
Macroeconomía. Pero, como la mayoría, necesito algunas explicaciones y hago mis
propias lecturas. Que quedan abiertas a nuevas sugerencias e ideas…
¿Cómo quiero empezar el año? Encontrando
una fuente de paz y confianza que me permita atravesar con sensatez este
momento, que –para algunos intérpretes de esta actualidad–, significa la
oportunidad de nivelar los distintos mundos de manera que comprendamos de una
vez que es imprescindible dejar de pensarnos en jerarquías: primero, tercero…
después de todo ¿qué mundo puede ser este si está subdividido en tantos mundos
separados?
SJL ©
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