Como mujer de hoy me enfrento a la necesidad –y muchas veces a la
urgencia– de decidir, momento a momento, a qué dedicar mi intención, mi
atención y mi energía.
Antes de tener armada una familia propia, el tiempo libre era el
tiempo de entregarse a alguna actividad, muchas veces a la producción, fantaseando con una supuesta trascendencia que no tenía, quizás,
la menor trascendencia.
Pero ahora, y ya desde hace mucho tiempo, mi vida fue volviéndose
cada vez más multidimensional. Como decía Merryl Streep en “Los puentes de
Madison”, –y me gusta citar– “cuando una
mujer se casa, su vida se llena de detalles”…
Entonces tengo que elegir.
¿Dedico un tiempo más a ver el material o las cartas natales de mis
pacientes? ¿Organizo una cena con mis hijas y sus parejas? ¿Salgo a comprar
algo para la casa? ¿Me doy un rato más para terminar la escultura o la pintura
que estoy haciendo en el taller?... ¿Preparo la propuesta para un nuevo grupo?
¿O pido hora para el dentista antes de que el dolor me obligue? ¿Y una escapada
al gimnasio (del que me escapo regularmente)?... También hay que mandar a
arreglar ese o aquel aparato. Y muchos llamados telefónicos y mails para
contestar. Comprar un regalo de cumpleaños. Y hacer ver la gotera del living…
¿Organizo algo para el fin de semana?... Pero mucho mejor sería sentarme a
escribir: mis cuentos ilustrados, los blogs, el artículo que quería terminar…
¡¿Qué?!…
No voy a seguir la lista. Puede ser interminable. Como le pasa a
tanta gente.
Y además están las interrupciones. Las de los otros y las mías, que
constantemente me interrumpo a mí misma. Suena el teléfono. Una puerta cerrada
no alcanza para dividir las conversaciones que quiero escuchar de las otras.
¡Si tan sólo hubiera pedido que no me interrumpieran!.. Pero hay pedidos que me
cuesta hacer. Me baso en la fantasía de ser indispensable e insustituible.
¡¡¡UF!!!
Respiro. Me centro. Entonces me puedo sentir…
Hay un espacio interior que es mucho más luminoso y calmo que la
multiplicidad que bulle a mi alrededor y en mi mente. Un lugar de silencio
donde puedo escucharme. Un lugar de unidad.
Re-cordar es volver a pasar por el corazón. El que siempre sabe pero muchas
veces cree que ignora.
Entonces recuerdo: no hay nada importante en sí mismo. Todo es una elección personal que depende de mis propios valores,
de mis propios juicios...
Como otros, tuve que aprender
a escuchar a mi corazón, y no sólo revisar mentalmente los libros y códigos que
aprendí, tratando de encontrar el capítulo de “Qué es ahora lo importante”...
Palabras, muchas palabras con fuerza de ley pero con un latido ajeno.
Argumentos con los que terminaba en una disputa inútil, sólo para comenzar una
vez más el mismo circuito.
El tiempo no es el verdadero tirano, no es simplemente un bien
escaso y no renovable. Y si lo es,… es.
Cuando recuerdo que se trata –realmente– de elegir y reordenar mis
prioridades, me encuentro en una nueva conversación conmigo misma.
Se abre un cielo enorme, a veces oscuro pero lleno de estrellas que
ya no necesito consultar acerca de mi destino. Y, una vez más, la mirada vuelve
a mi corazón.
Quizás la sabiduría consista en ver lo obvio. Y recordarlo.
Un texto que me acerca Susana Salzamendi a título de Comentario
sobre la entrada: (Gracias!)
La palabra china que denota el
adjetivo “ocupado” consta de de dos partes: una simboliza el corazón; la otra,
la muerte. Así, extrapolando el significado de esta palabra, estar
excesivamente ocupado es como tener el corazón muerto. Sin embargo, en nuestra
sociedad, estar ocupado es una virtud. Si alguien pregunta: “¿Está ocupado?”,
probablemente la respuesta sea: “Sí, no tengo tiempo para nada”. Pero nunca, y
aunque sea cierto: “No, en realidad, no tengo nada que hacer”. Acostumbramos a
asociar el estar ocupado con el éxito: sólo los fracasados no están ocupados.
No obstante, hay gente que, a pesar de estar siempre ocupada, navega a la deriva
sin saber adónde ir. (...).Chin-Ning Chu*
*Chin-Ning Chu nació en China, donde estudió
filosofía y estrategia. Posteriormente emigró a Estados Unidos y fundó el
Instituto de Aprendizaje Estratégico. Es autora de varios libros, entre ellos
una versión del Arte de la Guerra, de Sun Tzu, para la mujer. También del
best-seller Hacer menos, conseguir más, del que publicamos algunos párrafos.
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