Siempre sentí la necesidad de desarrollarme al menos en dos áreas: la psicoterapia y el arte. No siempre podía vincular todos mis intereses, mis recorridos, y las identidades que se iban despertando en cada experiencia. Sin embargo hoy creo firmemente que nada de lo ocurrido fue casual ni superfluo. Lo espiritual es es el trasfondo, una manera de llamar a Eso inefable que trenza, entreteje, sostiene y da sentido a las cosas. Bendigo cada búsqueda y lo que puedo aprender de vivir... trenzando mundos. Este es un intento de transmitir algo de ese aprendizaje, aún sabiendo que cada experiencia tiene mucho de intransferible.



SILVIA JUDIT LERNER
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CHARLA DE GÉNERO O GÉNERO DE CHARLA

Miro por la ventana del bar y la calle es un desfile a la vez público e íntimo.
Pasa un nene chiquito debajo de una enorme mochila colorada, con un ramillete de flores rosadas en la mano. A veces pintaría el mundo, la vida, casi como si fuera una manera de comérmelo. Bebo la vida con los ojos. Y a veces me indigesto.
Además de mirar, escucho. 
Ya hay más gente en el bar. Las conversaciones de la mesa de al lado se infiltran en mi silencio como el humo del cigarrillo ajeno en mi nariz. 
Allí están sentados dos hombres en los que recién reparo. Hablan del cambio de colegio de sus respectivos hijos. Que cómo te resulta el nuevo colegio, cómo te recibieron los padres, los maestros, que sienten los chicos, qué sentís vos...
¿Por qué me sorprende y me enternece este diálogo?... Es como una conversación entre mis amigas, una charla de madres.
Especializándome en Comunicación, me enseñaron que los hombres tienden a hablar de acciones, a pasar reportes, a intercambiar información objetiva. Por contraposición, me enseñaron que las mujeres buscamos rapport y empatía al conversar, y que hablamos especialmente de emociones y sentimientos.
Pero estos hombres, de voz gruesa, corbata y bigotes oscuros se preguntan y se cuentan sobre sus vidas personales, sobre una reciente separación, sobre lo que les pasa interiormente con lo que les está sucediendo exteriormente.
Quizás Deborah Tannen quedó obsoleta y los hombres ya no son de Marte ni las mujeres de Venus…
O los hombres y las mujeres realmente estamos aprendiendo a afinar las partituras de los dos géneros: sentimientos y acción, empatía y resolución.

Para confirmarme, ahora los dos señores están hablando de economía. ©

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